miércoles, 30 de marzo de 2011

El mismo infierno en la tierra.

Es idóneo y cruel designar a Japón aquel dicho que dice “les llueve sobre mojado”, aún y aunque sea inhumano no es más sino que la pura realidad. Cualquier otro país ajeno a Japón se encuentra en la gloria. Para ilustrar el anterior comentario hagamos un breve recuento de la desdicha: el 11 de marzo un terremoto de 9 grados Richter y un tsunami (porque en realidad no fue 8.9 como se dio a conocer) azotaron a Japón, dejando miles de pérdidas humanas, con olas de 10 metros aproximadamente, comunidades devastadas, propiedades desechas, etc., se dice que después de la tormenta llega la calma pero en este caso no es así debido a que el pueblo japonés, aparte de soportar tantas inclemencias que dejo la desgracia tienen que batallar con un nuevo problema, la peligrosa radiación, ocurrida por los diferentes daños que sufrieron las plantas en sus reactores tras el terremoto.
Para que nos demos idea de lo perjudicial que resulta este inconveniente una breve muestra del problema:
• Las emisiones radiactivas de una determinada magnitud son dañinas para la salud e incluso mortales, ya que pueden destruir las células. Los daños son diferentes y dependen de la duración, el tipo y la fortaleza de la radiación.
• Una baja dosis de radiación puede cambiar la herencia genética y desencadenar cáncer a largo plazo. Los científicos debaten qué dosis de radiación puede provocar esos daños. Especialmente la leucemia y los cánceres de tiroides, pulmones o pecho son consecuencias posibles posteriores. Los daños menores de la herencia genética pueden superarse.
• La exposición a dosis más altas de radiación provoca fiebre, malestar, quemaduras de la piel y la región bucal, así como caída del pelo, hemorragias internas y, en el peor caso, la muerte. Las consecuencias de una radiación de gran parte del cuerpo o de todo el organismo se denominan enfermedades por radiación.

Increíble como la creación del hombre puede ocasionarle al mismo, en fin, no es momento de calificar, sólo brindar cualquier tipo de apoyo a nuestros hermanos asiáticos, que en este momento, aún para nosotros sea insignificante, para ellos será incalculable.

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